lunes, 9 de mayo de 2011

Soy yo quién creen, creo y creerán?


Quizá la mejor manera de describirme sea con lo que piensen de mi. He pasado por varias etapas en mi vida (aún me faltan varias) y no logro encontrar mi verdadera forma de ser. Algunos, no pocos, ni muchos; me consideran una persona seria y de una personalidad intachable, en verdad lo he escuchado varias veces, tantas que si siguen así se volverá algo cotidiano, pero soy sincero al decir: Lo dudo.

Si comenzara a recapitular cada instante de mi crecimiento personal, así como el emocional y porque no, también el físico; desde que tengo uso de razón (aproximadamente 5 ó 7 años) siempre he admirado, tal vez, se halla convertido una obsesión la de ver a personas adultas y anhelar a ser como ellos, pueden considerarlo como deseen; personalmente lo llamo: Sueño de un crecimiento precoz. Puede que sea por esto las mil y un cosas que me han pasado: Haberme relacionado sentimentalmente con personas de mi edad o mayores que yo, a los 10 años jugar como un niño feliz y al día siguiente ya querer estar trabajando, terminar la primaria y saber en lo que quiero dedicarme, debido a esto es lo de rodearme, dialogar y discutir con personas del entorno de las comunicaciones, tratar a las personas de la misma manera, lo último podría ser tema de discusión.

Obviamente yo, como cualquier persona reflejo mi rechazo ante algunas cosas y admiración por otras (no soy exigente, sino conciente). Al igual que esta manera de ver las cosas, existen algunos tipos de personas que buscan la atenta mirada del mundo centrados en lo que hacen o dejan de hacer, asimismo, llegan al punto del fastidio y antipatía hacia uno por no prestarles la atención suficiente y oh, parte de esta forma de seguir la vida te califican como la persona más insensible y/o arrogante para ellos. No me considero una persona condescendiente, hago lo que me gusta, rechazo lo que no me sirve y lo más importante es que aprendo a extraer lo poco, lo suficiente y lo valioso que te da la vida en cada 24 horas de existencia por día (hasta los sueños son importante).

He tenido la suerte de una educación cuasi completa (sin inicial), y no tendría porque negar que mi vida está llena de tormentas y accidentes. Pasé la etapa importante de mi crecimiento en las afueras del Hospital Regional Docente de Trujillo, a mi corta edad no me permitían ver a mi madre internada de noche, las cuales las pasaba de "niño encargado" en una carretilla donde vendían caldos a 3 soles. Casi a diario ver una ambulancia entrando con una persona más que salvar por los médicos; seguido de un grupo de familiares rompiéndose en llanto. Podría también decir que he convivido por un buen tiempo cerca de la muerte,pero en este caso solo lo concidero como el haber persivido nuestra realidad, lo que en cierta manera me hace un tipo más frío.

No le tengo miedo al término de mi existencia, igual no la comprendería, porque no la comprendo y no sé si la comprenderé (prefiero no hacerlo), solo deseo vivir mi vida a mi manera, no me importa complacer a nadie. Me gusta también ser feliz con la alregría de cada día de otros.

AUTOANÁLISIS: Si soy tímido no es por verguenza, ni por el que dirán, sino por autoestima y no ser extrovertido ante mi mismo. Soy sin verguenza (en el buen sentido de la palabra) y no por eso hago el ridículo. Soy poco exigente, pero si me gusta que las cosas salgan bien, aunque las prefiero de la forma más natural posible. Soy arriesgado, cuando algo vale la pena y por último, más no menos importante, soy muy feliz como lo que me gusta hacer y con quien me gusta estar aunque lo tomen como un tipo de arrogancia.

Termino diciendo una frase de facebook que me gustó: "No cambiaría por nadie, pero mejoraría po quien se lo merece."

miércoles, 4 de mayo de 2011

Lágrimas Confusas

16-04-11
Lágrimas confusas van por la mente de aquel individuo, ansioso de demostrar que no tiene sentimientos, que no quiere expresarlos. No importa si está bien o está mal, sigue persistiendo con esa terca actitud de desprecio, pero no sabe o no quiere entender que es un represivo malestar. Puede decir mil veces que no acepta nada, pero sus actitudes lo derrotan; cae en el sentimentalismo clásico, nada despreciable desde un punto emocional. Intenta, no puede, sigue intentando y la verdad le cae con la velocidad de un látigo. Pregunta él: ¿Qué quiere la vida conmigo?, y es como si ante un desesperado llanto de auxilio, dado por esas lágrimas confusas que van por su mente; la vida le contesta: la razón es la verdad, es tu primera verdad; la que contiene varios estados de ánimo (los sentimientos son uno de ellos) y porque no decirlo, es lo principal.
Aceptar que está enamorado no es tan complicado para él, lo difícil es pensar que perderá su libertad. Angustiado por este mito, vive cegado por falsa realidad que lo embarga desde hace algún tiempo. Busca ayuda por doquier, especialistas en el tema de: “no sé que me pasa, pero ayúdeme”; la solución no está en ellos, está en él.
¿Porqué alejarse de la felicidad? ¿Porqué negar lo invariable? Ha intentado mil veces olvidar esa etapa y no logra concentrarse aunque le arroje los mismos resultados. Capacidades hay, no está mal tu vida; lo que está mal es no dejar seguir esa corriente atada a tus venas, a tu corazón y a tu cuerpo. (...)